Son
distintos y diversos los temas que la escritora estadounidense aborda en Ojos Azules: discriminación racial, los
ideales la belleza, la voz pasiva de mujer, una búsqueda de la identidad de
Pecola, que parece construirse a partir de los discursos de los diferentes
personajes. Lo que probablemente llame más la atención o quizás pase
desapercibido ante la gravedad de asuntos y acontecimientos que relata la
historia, al menos desde mi punto de vista, es el hecho de que todo se vea y se traduzca desde un punto de vista
infantil, desde la visión de niños que comprende los 9 y 13 años. Hablo en
general de la construcción del personaje de Pauline Breedlove, madre de Pecola,
que desde su juventud busca y ansía un amor idílico, como se muestra en las
películas que ve en el cine, se relata a ella misma desde su infancia cuando
cuidaba de sus hermanos; la construcción de Cholly Bredolove, padre de Pecola,
abandonado nada más nacer y criado por su tía abuela Jenny, contempla en mundo
desde la visión de un niño, sufriendo la muerte de su tía abuela, pillado por
dos hombres blancos en el momento en que se disponía a mantener relaciones
sexuales…; la descripción y narración de las hermanas Frida y Claudia, amigas de
Pecola, quienes nos sitúan en el marco espacio-temporal y nos relatan sus
vivencias como niñas (la sumisión a su madre, el altercado con el señor Mr.
Henry), etc.
En
este contexto, donde los adultos pasan a ser personajes de un discurso de niños
(narradores: Claudia, Pecola, Cholly (niño), Pauline (niñas…) la representación
sexual, la carga erótica queda también sumida bajo este aspecto infantil, el
cual no resta inquietud o relevancia, sino que añade cierta aflicción en su
lectura. Son distintos los escenarios en los que se da, por lo que he escogido
4 de ellos que lo argumenten:
1. El primer caso es el inquietante encuentro que se da
entre la pequeña Frida y el señor Mr. Henry (inquilino de su casa), ante el
perturbador incidente la autora, Toni Morrison, decide relatar el suceso
mediante el discurso de Frida y las inocentes pero oportunas preguntas de su
hermana Claudia:
1. Otro de los casos que he visto oportuno escoger ha
sido la descripción apacible y jovial que Pauline da del acto sexual que
mantiene con Cholly; una descripción de luciérnagas y arco iris, de bayas y
limonada:
1. El tercer suceso escogido y algo perturbador y conmovedor,
a mi parecer, es la conversación final que Pecola mantiene con un “amiga”
acerca de la “violación” de su padre, el cual parece relatar no sé si
restándole importancia pero sin duda al extraño de ser objeto de conversación
entre dos chicas (lo cual afrentan como una “porquería” desde la inocencia de
una niña):

1. El último caso, si bien he querido meterlo dentro de
este apartado es algo más trivial que los anteriores, y se concreta en el mismo
momento de violación. Sería oportuno abrir un debate que enriqueciera este
punto. Si bien es cierto no se relata desde el punto de vista infantil como
puede narrarlo un niño, pero la autora parece querer mostrar esta situación de un modo más “ameno” o al menos “menos
escandalizador”, pues parece que Cholly se refugia en el pensamiento de parece
hacerle un favor ante la tristeza de su hija o bien llegar a simularlo con el “amor”
que llega incluso a comparar con la sensación que tuvo con Pauline:
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