domingo, 31 de mayo de 2015

Carga erótica y sexual vista desde la inocencia

Son distintos y diversos los temas que la escritora estadounidense aborda en Ojos Azules: discriminación racial, los ideales la belleza, la voz pasiva de mujer, una búsqueda de la identidad de Pecola, que parece construirse a partir de los discursos de los diferentes personajes. Lo que probablemente llame más la atención o quizás pase desapercibido ante la gravedad de asuntos y acontecimientos que relata la historia, al menos desde mi punto de vista, es el hecho de que todo se vea  y se traduzca desde un punto de vista infantil, desde la visión de niños que comprende los 9 y 13 años. Hablo en general de la construcción del personaje de Pauline Breedlove, madre de Pecola, que desde su juventud busca y ansía un amor idílico, como se muestra en las películas que ve en el cine, se relata a ella misma desde su infancia cuando cuidaba de sus hermanos; la construcción de Cholly Bredolove, padre de Pecola, abandonado nada más nacer y criado por su tía abuela Jenny, contempla en mundo desde la visión de un niño, sufriendo la muerte de su tía abuela, pillado por dos hombres blancos en el momento en que se disponía a mantener relaciones sexuales…; la descripción y narración de las hermanas Frida y Claudia, amigas de Pecola, quienes nos sitúan en el marco espacio-temporal y nos relatan sus vivencias como niñas (la sumisión a su madre, el altercado con el señor Mr. Henry), etc.
En este contexto, donde los adultos pasan a ser personajes de un discurso de niños (narradores: Claudia, Pecola, Cholly (niño), Pauline (niñas…) la representación sexual, la carga erótica queda también sumida bajo este aspecto infantil, el cual no resta inquietud o relevancia, sino que añade cierta aflicción en su lectura. Son distintos los escenarios en los que se da, por lo que he escogido 4 de ellos que lo argumenten:


1.     El primer caso es el inquietante encuentro que se da entre la pequeña Frida y el señor Mr. Henry (inquilino de su casa), ante el perturbador incidente la autora, Toni Morrison, decide relatar el suceso mediante el discurso de Frida y las inocentes pero oportunas preguntas de su hermana Claudia: 

























1.     Otro de los casos que he visto oportuno escoger ha sido la descripción apacible y jovial que Pauline da del acto sexual que mantiene con Cholly; una descripción de luciérnagas y arco iris, de bayas y limonada:


1.     El tercer suceso escogido y algo perturbador y conmovedor, a mi parecer, es la conversación final que Pecola mantiene con un “amiga” acerca de la “violación” de su padre, el cual parece relatar no sé si restándole importancia pero sin duda al extraño de ser objeto de conversación entre dos chicas (lo cual afrentan como una “porquería” desde la inocencia de una niña): 

























1.  El último caso, si bien he querido meterlo dentro de este apartado es algo más trivial que los anteriores, y se concreta en el mismo momento de violación. Sería oportuno abrir un debate que enriqueciera este punto. Si bien es cierto no se relata desde el punto de vista infantil como puede narrarlo un niño, pero la autora parece querer mostrar esta situación  de un modo más “ameno” o al menos “menos escandalizador”, pues parece que Cholly se refugia en el pensamiento de parece hacerle un favor ante la tristeza de su hija o bien llegar a simularlo con el “amor” que llega incluso a comparar con la sensación que tuvo con Pauline:



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