domingo, 31 de mayo de 2015

Ojos Azules, el argumento

¿Por qué una niña iba a querer cambiar sus ojos marrones por unos azules? Esta es la pregunta que plantea Toni Morrison en su novela. La obra gira en torno a Pecola, una niña fea de 11 años afroamericana. Siente el anhelo de parecerse a Shirley Temple y tener unos ojos azules. Es una niña que acepta el rechazo racista como algo evidente. La historia transcurre en 1941 en Lorain, Ohio, en el mismo lugar donde nació la autora.
La novela se estructura en cuatro partes, marcadas por las cuatro estaciones del año: otoño, invierno, primavera y verano. En el texto hay varias voces narrativas, una de ellas es la de Claudia, amiga de Pecola, que cuenta la triste historia de su amiga negra y de cómo llega a quedarse embarazada de su padre. Las palabras iniciales de Claudia presentan tanto para ella como para su hermana Frieda un suceso terrible: “Aunque nadie diga nada, en el otoño de 1941 no hubo caléndulas”. Ambas pensaron que era porque Pecola iba a tener el bebé de su padre: “Creímos entonces que si las caléndulas no habían crecido era debido a que Pecola iba a tener el bebé de su padre”. No obstante, las semillas de caléndula que simbolizan la esperanza de las niñas no dieron fruto, con lo que el bebé de Pecola murió.
La familia de Claudia acoge a Pecola debido a que su padre, Cholly, quema su propia casa, dejando a toda su familia sin hogar. Es en la casa de la familia de Claudia el lugar donde por primera vez le viene la “ministración” a Pecola. Tanto Claudia como Frieda la ven mayor y la asocian con el hecho de que ya puede tener hijos.
Pecola vive en una sociedad racial, nadie en el colegio la respeta, de ahí a que ella se vea encerrada en un círculo formado por chicos, que le cantan una y otra vez “Negrita Negrita tu papi duerme en cueros”. Las únicas amigas que tiene y son las que la defienden son las hermanas Claudia y Frieda.
Pecola y su familia vivían en un almacén abandonado en la esquina sudeste de Broadway y en la calle treinta y cinco (Lorain, Ohio). La superficie del almacén estaba dividida en dos habitaciones por medio de tabiques de fibra de cartón que no llegaban al techo. Había un cuarto d estar que la familia llamaba cuarto delantero. En este cuarto había dos sofás, un piano y un árbol de Navidad artificial. El dormitorio tenía tres camas una de hierro para Sammy de 14 años, otra para Pecola de 11 años y, una cama doble para Cholly y la señora Breadlove. La cocina estaba detrás y era una habitación aparte. En el apartamento de arriba del almacén vivían tres putas que querían mucho a Pecola, además se portaban muy bien con ella: China, Poland y Miss Marie.
Además de hacernos ver la horrible historia de Pecola y la de su familia,  Toni Morrison dan nos obligar a ver las miserias de otros personajes como la de Soaphead Church, el curandero y adivino al que recurre Pecola pidiéndole ojos azules. Él sabe por qué ella los quiere, y siente rabia porque no puede dárselos. Por  eso la engaña, diciéndole que le dé al perro de fuera una comida, y si animal actúa de un modo extraño, el deseo de Pecola se cumpliría. El hombre destrozado por la falta de amor le escribe una carta a Dios en la que le acusa de no hacer bien su trabajo, de no atender a las necesidades de gente. El curandero en la carta le dice que como Él no ha respondido a las oraciones de la niña, él mismo ha tenido que jugar a ser Dios.

Al final de la novela solo Claudia y Frieda desean que ese bebé nazca. Las niñas no creen que pueda bastar pedirle a Dios por el bebé de su amiga Pecola, por ello, a “modo de ritual” las niñas entierran el dinero con el que se iban a comprar las bicicletas y siembran las semillas de caléndulas, pero las caléndulas no florecen y el bebé muere.

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